Cuánto sufrimiento causa no aceptarnos a nosotros mismos y compararnos con otras personas. Cuánta energía perdida quejándonos de las condiciones de nuestra vida y comparándolas con las condiciones ajenas.

Te invito a reflexionar este tema con la imagen de un huerto. En un huerto hay verduras, frutas y hortalizas muy diferentes. No podemos decir que unas son mejores que otras. No existe la hipermegaverdura, ni la superfruta, ni la hortaliza ideal. Cada una tiene características diferentes y está bien siendo la que es.

Pero imagina que una patata por ejemplo, se queja de que su piel no es verde como la del pimiento, ni su carne roja como la de la sandía… y sufre porque de sus hojas no salen flores ni frutos.  En su esfuerzo por ser como las hortalizas y frutas vecinas se empeña en ser plantada cuando ellas son plantadas, en ser regada con la cantidad de agua que ellas necesitan…

Está claro que jamás será sandía, ni pimiento ni ninguna otra planta por mucho que se empeñe en vivir como ellas; y de seguir así, lo más que conseguirá es ser una pobre patata y no servir para nada.

Observando a la patata, podríamos decirle:

¿No te das cuenta de que te comparas sólo a trozos, sin hacer una valoración global ni de tí misma ni de las otras verduras? ¿Que solamente te fijas en lo que te resulta bonito de las otras y en lo que no te gusta de ti? ¿Que al querer ser como las otras dejas de ver la riqueza que hay en ti?

Puede ser que tú no hagas contigo lo que hace la patata, pero a lo mejor lo haces con otras personas o con tus hijos, comparándoles con otros, empeñándote en que sean plantas que no son. Si esto te pasa, puedes ahogarles al darles más agua de la que necesitan, o empeñarte en acelerar su proceso para que den frutos ya, haciéndoles sentir que son defectuosos por no madurar cuando lo hacen otros. Y te ciegues creyendo que ves, sin darte cuenta de que hay plantas que parecen menos vistosas pero que encierran una gran riqueza bajo la superficie

Repítelo a menudo:

Cuando acepto lo que es, es cuando realmente lo veo 
y entonces pierde poder para hacerme sufrir.